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Notas sobre Paisaje.
La imitación perfecta de la naturaleza y la fotografía de paisaje.
Por Marcelo González Calero.
2021.
“Hace ya dos milenios que Occidente es víctima de una ilusión erigida en dogma: el arte es, debe ser, una imitación perfecta o acabada de la naturaleza.” (Roger, 2007, p. 15)
Si bien Roger se refiere al arte Occidental -arte con “a” mayúscula diría Gombrich-, los que nos servimos de la herramienta fotografía como medio de expresión, podemos caer fácil e inadvertidamente en la creencia dogmática de estar frente a una imitación realista de lo que vemos, esto es, la foto.
Pero en el caso de la Fotografía, ¿cómo podemos hacerla culpable de cumplir con el cometido para el que fue inventada?
Históricamente debimos conformarnos con representaciones en dibujos o pinturas y aunque algunas consiguieron el realismo, la fotografía perfeccionó la ilusión de estar frente al paisaje en vivo y en directo. El rápido avance tecnológico ha posibilitado, cada vez más, mejores representaciones realistas y nos habilitó a contemplar lugares como nunca antes los habíamos visto, y a veces, hasta mejor que en el mismo sitio. Esta “ilusión engañosa” que mencionaba Goethe, no deja de ser una imitación perfecta, pero al mismo tiempo no quita que contenga una gran carga de arte en su creación.
Si bien Roger se centra en la Pintura, creo que la siguiente cita se aplica perfectamente a la fotografía de paisaje:
La pintura, por otra parte, desmiente su propio designio, incluso cuando se pretende “realista” o “naturalista”. Hegel, al comentar a los maestros holandeses del siglo XVII, en quienes la figuración parece haber alcanzado su perfección mimética, señala precisamente que esta representación está trabajada por la negatividad, aunque sólo sea por la abolición de la tercera dimensión y la transferencia del objeto -naturaleza muerta o paisaje- a un elemento abstracto, la tela. El hecho mismo de re-presentar es suficiente para arrancarle su naturaleza a la naturaleza. (p.16)
Agrega Roger (p.16) que según Lévi Strauss el Arte “constituye, en el más alto grado, esta toma de posesión de la naturaleza por medio de la cultura…”
¿Y qué hace una fotografía sino arrancarle la luz a la naturaleza? Despojarla de sus perfumes, sus sonidos, su cuerpo, su vida. Nos quedamos con ese espíritu luminoso y racional que pueda representar lo que vimos y lo plasmamos editado en un retazo de plano físico o digital, para luego soñar e imaginar cómo sería lo que le quitamos. Si eso no es tomar posesión, ¿qué es la fotografía de paisaje?
Breve tratado del paisaje. Alain Roger. Edición de Javier de Maderuelo. Biblioteca Nueva. 2007.